Como cada año, el 1 de diciembre se celebra el Día Mundial del SIDA, que nos recuerda los terribles efectos de esta enfermedad descubierta en 1981 y que desde entonces ha matado a más de 36 millones de personas en todo el planeta.
Si bien el SIDA sigue siendo incurable, la Ciencia ha conseguido convertirla en una enfermedad crónica y no necesariamente mortal, aunque en algunas zonas como África sigue estando especialmente castigada por la enfermedad.